Sí, Ryan Bingham creció en el sur. En Texas, mayormente. Pero ni hubo nada de consistencia en su educación, más allá de la errática existencia de su familia. Nació en la pequeña ciudad de Hobbs, en Nuevo México. Se crió en los campos de petróleo del oeste texano, y dedicó su adolescencia a participar en el rodeo a lo largo y ancho del estado. Por el camino, absorbió la cultura cajún del oeste de Louisiana, el hip-hop hardcore preferido de sus amigos de Houston, y las canciones fronterizas de los inmigrantes mexicanos. Hasta que se mudó a California en 2007, nunca había vivido más de dos años en ningún sitio.
Desde el comienzo de su carrera con “Mezcalito”, Bingham ha desafiado las clasificaciones fáciles. Como joven promesa del country, recorría desde las canciones folk al estilo de Woody Guthrie, hasta las baladas de acento español y las piezas de rock potente. Un escaparate de música americana en toda su amplitud. Por algo la Americana Music Association le nombró “artista del año” en 2010.
Mientras su carrera despegaba (ganó el Oscar y el Grammy por “The Waery Kind”, la canción que escribió para la película ‘Crazy Heart’), su vida lidiaba con las trágicas muertes de su madre, alcohólica, y su padre, que se suicidó. Sus pérdidas sumieron a Bingham en un oscuro túnel del que le costó salir.
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Pop / Rock
