
Azucena Martín-Dorado Calvo, la inconfundible voz que lideró la escena del heavy metal español en los ochenta, ha dejado una huella imborrable en la historia del rock de nuestro país. Conocida artísticamente como Azuzena Dorado, esta madrileña de talento precoz se alzó como la figura femenina más emblemática de un género que comenzaba a rugir con fuerza.
Proveniente de una familia con profundas raíces en el arte flamenco, Azuzena demostró desde niña una potente voz que con el tiempo adquirió ese característico toque rasgado que la haría única. Su pasión por la canción la llevó a abandonar sus estudios en plena adolescencia, apostando por una dedicación completa a la música. Sus inicios exploraron el Rhythm & Blues y el rock and roll, sentando las bases para su transformación en la principal referente femenina del heavy metal en la década de los 80.
Adoptando el nombre artístico de Azuzena, se convirtió en la voz inconfundible de Santa, la banda que la catapultó al estrellato en 1983. Su primer álbum, el emblemático "Reencarnación" (1984), resonó con fuerza en el público, vendiendo más de 17.000 copias y lanzándolos a la fama tanto en España como en Hispanoamérica.
Sin embargo, la dinámica interna de la banda comenzó a tensarse en 1986, especialmente con el guitarrista Jerónimo Ramiro. Su visión autoritaria y su intento de dirigir el sonido hacia un estilo más comercial, patente en su segundo álbum, "No hay piedad para los condenados", generaron fricciones. Esta deriva musical, acentuada hacia el AOR en el tercer álbum por insistencia de Ramiro, provocó la salida de Azuzena, quien valientemente decidió emprender su camino como solista, contando con el apoyo de diversos músicos y bandas del panorama español.
Presionada por las dificultades económicas y las exigencias de las discográficas, Azuzena intentó explorar un sonido más suave con composiciones de Manolo Tena y Juan Pardo. Este giro estilístico no fue bien recibido por su fiel legión de seguidores del heavy metal. En 1989, con una determinación inquebrantable, autoprodujo de forma independiente "Liberación", un álbum que marcaba su regreso al rock duro. Sin embargo, la falta de respaldo discográfico limitó su difusión.
Agotada tanto económica como anímicamente, Azuzena tomó la difícil decisión de retirarse de la música y buscar refugio en la hostelería, abriendo un bar en la playa del Cocó de Alicante, lejos del foco público. Tras un periodo de retiro, regresó brevemente a los escenarios junto a sus antiguos compañeros de Santa, demostrando que su pasión por la música seguía viva.
Azuzena falleció el 31 de enero de 2005 en su hogar de Madrid a causa de un edema pulmonar agudo, dejando un vacío irremplazable en el heavy metal español. A día de hoy, sus seguidores la recuerdan con admiración y cariño como una auténtica pionera, la voz femenina que marcó el rugido de una generación y abrió el camino para muchas otras mujeres en el heavy metal español de los 80. Su legado sigue vivo en cada uno de los acordes y en la potencia de su voz, un eco eterno en la historia del rock de nuestro país.